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El Terror de los Polacos: La historia de las tres medallas del boxeo chileno en los Juegos Olímpicos de Melbourne 1956

Junto a la presea Marlene Ahrens, Chile tuvo la participación donde más veces se subió al podio.

Foto: Archivo El Terror de los Polacos: La historia de las tres medallas del boxeo chileno en los Juegos Olímpicos de Melbourne 1956

Chile concurrió a los Juegos Olímpicos de Melbourne en 1956 con tres boxeadores en su delegación. Claudio Barrientos, Ramón Tapia y Carlos Lucas, que al igual que cada deportista arribaron a la primera cita de los  cinco anillos del hemisferio sur del planeta con la ilusión de alcanzar una medalla.

Nuestro país en dicha competencia haría historia, ya que en total alcanzó cuatro preseas, algo que nunca antes ni después consiguió Chile, donde brilló con gran fulgor Marlene Ahrens en la jabalina, y tres púgiles que literalmente pusieron la cara para conquistarlas, y también sus puños.

El Terror de los polacos

El cuadro tuvo una particularidad que generó luego mucho asombro. En primera ronda de los pesos gallos, Claudio Barrientos se midió con el polaco Zenon Stefaniuk, a quien logró vencer.

En el peso medio Ramón Tapia tuvo un debut en gran nivel, ya que ganó por nocaut al polaco Zbigniew Piórkowski. Y en los semipesados, Carlos Lucas, que quedó libre en primera ronda enfrentó a Andrzej Wojciechowoski, también de Polonia, y según comentó a Al Aire Libre en una entrevista del año 1999, al ser distinguido como uno de los “Ídolos del Siglo”, estaban felices en el camarín festejando, ya que su triunfo lo metió en semifinales y eso le aseguró al menos una medalla “en eso llegó alguien de la delegación de Polonia y nos preguntó cuántos chilenos más venían en la delegación, porque les estábamos ganando a todos”.

Tres medallas para Chile

En los otros combates de cuartos de final, Claudio Barrientos le ganó al brasileño Éder Jofre, y Tapia hizo lo propio con el checoslovaco Július Torma, y nuevamente un nocaut le hizo alzarse como vencedor. El paso de ambos a semifinales le aseguró a Chile dos nuevas medallas. Tres preseas que sólo faltaba colorear.

Carlos Lucas en un reñido combate no pudo acceder a la disputa del oro, y perdió por puntos ante el rumano Gheorghe Negrea.

Para Claudio Barrientos su pelea con Soon-Chung Song de Corea del Sur resultó dolorosa, ya que terminado el combate alzó sus manos sabiéndose victorioso, pero la sorpresa fue mayúscula cuando se dio por vencedor al asiático, lo que generó la reprobación de la prensa y los especialistas según reseñan las crónicas de la época. Bronce para Barrientos como un triste consuelo.

La ilusión del primer oro

Ramón Tapia hizo soñar a los chilenos presentes en Melbourne con llegar por primera vez a la historia cuando en las semifinales le ganó por nocaut técnico al francés Gilbert Chaprón. Era la tercera pelea que ganaba por la vía rápida, y sólo quedaba una más para titularse campeón olímpico.

En la final el rival era Gennadi Shatkov, un soviético que traía gran cartel, porque un año antes se había coronado campeón europeo en Berlín, y por lo mismo era el gran favorito, lo cual rubricó ante nuestro púgil, que debió conformarse luego de una ruta impecable con la medalla de plata. Y, por más que suene a triunfo moral, lograron con letras doradas conseguir junto a Barrientos y Lucas las únicas medallas olímpicas del boxeo chileno.