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Martes negro

El tenis chileno estuvo a un suspiro de quedarse sin representación en París. Paul Capdeville fue eliminado por Filippo Volandri y Fernando González por Radek Stepanek. Nicolás Massú salvó el honor, pero pasó un susto grande ante Luis Horna al que derrotó en un "brazo de hierro" de cuatro horas y 25 minutos.

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Se guardaron los paraguas en París, el torneo recuperó su ritmo habitual pero la nube negra siguió posada sobre Fernando González. Y es que uno podría espera que Paul Capdeville perdiera ante Filippo Volandri, era lo más lógico, pero que al número cinco del mundo lo arrollará un tipo que venía ganando pocos partidos, no estaba en los planes de nadie.

 

Que quede claro: Radek Stepanek es un gran jugador. Fue top ten hace menos de un año y finalista del Masters Series de Hamburgo, tiene muchos recursos, saca bien, tira plano por ambos lados, es rápido y una gacela en la red. No exagero. Rafael Nadal comentó "es una sorpresa la derrota de Fernando, pero Stepanek es una primera ronda muy difícil, te da poco ritmo y si te agarra un poco flojo en la primera vuelta te puede sacar del campeonato".

 

Es cierto, Stepanek jugó un partido perfecto. Sacó como los dioses y en la red estuvo fenomenal. Fernando lo pasó en contadas ocasiones, estuvo poco fino y no le dio vuelta al partido. ¿Qué se le puede reprochar? Que un jugador de su categoría en un partido al mejor de cinco sets tendría que haber soltado amarras y forzar un trámite más parejo. Desde que trabaja con Larry Stefanki y en especial en las últimas tres semanas volcó muchos partidos a su favor... Esta tarde estuvo lejos de logarlo.

 

Según el "Bombardero" jugó un partido normal, según este enviado especial, uno de sus peores partidos del año. No importa, no se le puede crucificar. Tiene un crédito abierto, ha tenido una excelente temporada y es el número cinco del mundo. En cualquier momento nos deslumbra con una gran actuación.

 

A esta altura es un ciudadano del mundo. A diferencia de la mayoría de los jugadores sudamericanos, no regresará 10 días a casa. Planea irse a Londres para preparar su participación en Quenn's y Wimbledon, donde está convencido de incluso mejorar los cuartos de final de 2005. Piensa como grande y lo dirige un grande. Dejemos lo de hoy como un doloroso traspié.

 

Paul Capdeville, a su vez, se despidió de París con una sensación agridulce. Por un lado pasó la clasificación, se llevó casi 20 mil dólares y defendió el 70 por ciento de los puntos del año pasado, pero por otro, se quedó con la idea de hacer algo más ante Volandri. Cayó por 6-3, 7-5 y 6-3 y le quebraron ocho veces el servicio. Un poco más fino y le sacaba un set.

 

Dejó para el final al 'Nico' Massú. Parecía que le gana a Horna en sets corridos y después que perdía en el quinto. Sin embargo, tuvo el aguante emocional y físico para imponerse por 6-2 en el set decisivo. Llegó a la sala de prensa colorado, quemado por el sol, con los calcetines rojos de arcilla y aún algo agitado, pero ganó y dijo que está preparado para jugar largo con Igor Andreev.

 

Al peruano le ganó en cuatro horas y 25 minutos, y ante el ruso puede jugar un partido parecido. El doble campeón olímpico no está jugando su mejor tenis, pero está infinitamente mejor que a comienzos de año. Si vence al jugador eslavo en un partido donde no arranca como favorito, puede meterse en la segunda semana.

 

Después, con un eventual partido de tercera ronda ante Paul Henri Mathieu o de octavos de final con Marcos Baghdatis no es más difícil que su próximo desafío. Si pasa a Andreev y queda con piernas, quizás estemos en presencia del mejor Roland Garros de su carrera.