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La increíble semana del tenis chileno en Atenas

Si bien las posibilidades estaban dadas para que los chilenos hicieran historia, ni siquiera los más optimistas tenían en sus planes la espectacular actuación de Nicolás Massú y Fernando González en la cuna de los Juegos Olímpicos.

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Profesionalismo, garra y coraje fueron algunas de las virtudes que mostraron Nicolás Massú y Fernando González en su recorrido por los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, para finalmente colgarse del cuello dos medallas de oro y una presea de bronce, dándole de paso a nuestro país la mejor actuación en su historia en la máxima cita del deporte mundial.

 

Las expectativas sin duda pasaban por la gran motivación que exhiben los tenistas chilenos cuando defienden los colores nacionales. Ellos mismos alimentaban las ilusiones con sus dichos: "Vinimos por una medalla", repitió constantemente González en las entrevistas.

 

Fernando González respondió de gran forma sobre el cemento ateniense. (Foto: EFE)

La expectación crecía, sin embargo, el sino del deporte chileno transformaría la semana en siete días épicos, y cómo no, si estaban en la cuna de los héroes griegos, en el lugar donde hace más 2.000 años nacieron las primeras olimpiadas, ahí mismo donde los chilenos se transformaron en ídolos nacionales.

 

El sorteo resultó poco favorable para Massú, sin embargo, el viñamarino mostró toda su inspiración para superar en primera ronda al brasileño Gustavo Kuerten (23°) por 6-3, 5-7 y 6-4.

 

Al contrario, González debió bregar ante el desconocido griego Konstantinos Economidis (239°), y aunque pasó sustos en el primer set, el jugador de La Reina también se instaló entre los 32 mejores gracias al 7-6 y 6-2 sobre el representante local.

 

Massú, que no registraba triunfos en canchas rápidas en la actual temporada, despachó en segunda ronda a Vincent Spadea (26°) sin muchos inconvenientes (7-6 y 6-2); mientras que González mantuvo su paso firme al derrotar al coreano Hyung Taik Lee (93°) por 4-6, 6-3 y 6-2.

 

El avance de los chilenos coincidió con la derrota de Roger Federer (1°), el máximo favorito a adjudicarse el oro, y ya en tercera ronda todo Chile comenzaba a soñar con al menos una medalla de bronce.

 

La tarea era dura y eso lo sintió González en la tercera etapa cuando se enfrentó al estadounidense Andy Roddick (2°), pero el nacional superó al número dos del orbe y abrió el cuadro ampliando las opciones nacionales puesto que a esa misma hora Massú superó al ruso Igor Andreev (55°) en disputados tres sets.

 

Las etapas decisivas

 

Nicolás Massú mantuvo un nivel parejo que lo llevó a superar cada uno de los obstáculos hasta el oro olímpico. (Foto: Max Montecinos/Chiledeportes)

Los chilenos estaban a un paso de los cuartos de final y de asegurar al menos una presea de bronce si los dos vencían en sus respectivos partidos. Con menos de un minuto de diferencia, el jueves 19 de agosto Massú y González escribieron la primera página del nuevo libro de la historia del deporte chileno.

 

Mientras González derrotaba en un dramático encuentro al francés Sebastien Grosjean (12°), Massú hacía lo propio con el experimentado Carlos Moyá (4°). Sólo 30 segundos separaron a ambos jugadores de sus respectivos triunfos en una jornada heroica y que le permitió a Chile asegurar un lugar en el medallero de Atenas 2004.

 

En el peor de los casos, si ambos jugadores perdían en semifinales chocarían entre ellos por la presea de bronce. Sin embargo, cuando todo al país soñaba con un final chilena en Atenas, una infortunada torcedura en el tobillo derecho mermó las opciones de Fernando González ante Mardy Fish (22°), quien terminó venciendo al chileno tras aprovechar las licencias que el propio jugador de La Reina dio.

 

La utópica final no llegó, pero Massú sacó la cara por Chile para derrotar al norteamericano Taylor Dent (29°) y luchar por el oro ante el verdugo de González.

 

Massú y González respondieron en el momento decisivo

 

Luego de un esfuerzo sobrehumano, el viñamarino festeja la obtención de la medalla dorada en singles. (Foto: Max Montecinos/Chiledeportes)

Fiel a su estilo, luchando cada pelota y después de haber asegurado la medalla de oro en el dobles, Nicolás Massú sacó toda su garra, sus mejores golpes y fuerzas de flaqueza para ganar la presea dorada el domingo 22 de agosto, en un partido que lo erigió como un héroe del deporte chileno.

 

Sin la misma resonancia, pero con los mismos atributos que exhibió su compañero, Fernando González sufrió excesivamente el sábado 21 de agosto para derrotar a Taylor Dent en el duelo por el bronce, en un tercer set sin fin y que se extendió hasta el 16-14, luego de tres horas y media de juego.

 

El dobles también fue dorado

 

Si las expectativas en el single eran altas, el dobles quizás no presentaba las mismas esperanzas para el país. No obstante, en su fuero interior, los tenistas chilenos sentían que podían dar una sorpresa y lo lograron derrotando a especialistas consumados.

 

El binomio nacional comenzó con un auspicioso triunfo sobre los bahameños Mark Knowles (7°) y Mark Merklein (60°), y luego superó a los especialistas argentinos Gastón Etlis (19°) y Martín Rodríguez (16°) para instalarse entre los ocho mejores.

 

En tercera ronda vino la prueba de fuego. Ante los gemelos estadounidenses Bob (3°) y Mike Bryan (3°), la mejor pareja del torneo y del orbe, los chilenos no defraudaron y avanzaron a semifinales.

 

Estaban a un triunfo de alguna presea. Ellos la querían y se hicieron sentir en las semifinales donde derrotaron a los croatas Mario Ancic (73°) e Ivan Ljubicic (85°).

 

Nicolás Massú y Fernando González eb el podio olímpico tras ganar el oro y el bronce, respectivamente. (Foto: EFE)

En la final hicieron sufrir a los 15 millones de chilenos repartidos por el mundo al salvar cuatro puntos de partido ante los alemanes Nicolas Kiefer (70°) y Rainer Schuettler (55°) para finalmente llevar a Chile, al pabellón patrio y a todos los nacionales a lo más alto del podio olímpico.

 

El himno resonó más fuerte que nunca y Massú y González se proclamaron dioses del Olimpo en la misma cuna de la civilización occidental.

 

Inolvidable para quienes lo vivieron. Dramático y épico para quienes lo vieron. Dos oros y un bronce que hicieron vibrar a todo un país y que entregaron quizás la alegría más grande de toda la historia deportiva naconal.