Los desmanes se sucedieron en El Cairo tras caer con Argelia. (Foto: EFE)

El líder libio Muamar el Gadafi actuará como mediador para calmar la tensión entre Argelia y Egipto a causa de los incidentes que rodearon el partido entre sus respectivas selecciones clasificatorio para el Mundial de Sudáfrica 2010.

Los incidentes entre aficionados antes y después del partido de desempate celebrado el pasado miércoles en Sudán, que ganó Argelia por 1 a 0, han deteriorado las relaciones entre ambos países hasta el punto de provocar casi un conflicto diplomático.

El secretario general de la Liga Arabe, Amro Musa, solicitó a Gadafi que mediara entre Argelia y Egipto, dos países con los que Libia comparte frontera, debido a su condición de presidente en ejercicio de la Unión Africana (UA) y al "alto y distinguido estatus que disfruta entre las partes árabes".

Según fuentes oficiales, Gadafi aceptó esa petición y "trabajará para llenar la fosa que se ha abierto entre Egipto y Argelia" tras el enfrentamiento entre sus selecciones de fútbol.

Desde el primer partido clasificatorio para el Mundial disputado el 14 de noviembre en El Cairo, que ganó Egipto por 2 a 0 y forzó el desempate en Sudán, la tensión entre ambos países no ha dejado de aumentar.

Incidentes marcaron el proceso clasificatorio

El autobús que transportaba a los jugadores argelinos fue apedreado en El Cairo, lo que provocó a su vez que varias compañías egipcias fuesen saqueadas e incendiadas en Argelia.

Las autoridades egipcias aseguraron que sus nacionales fueron agredidos por hinchas argelinos tras el partido de desempate en Jartum, en el que Argelia se clasificó para el Mundial.

Posteriormente, se sucedieron manifestaciones de protesta frente a la embajada de Argelia en El Cairo y en una de ellas los enfrentamientos entre la Policía y los manifestantes se saldaron con 35 heridos, entre ellos 11 agentes de seguridad.

El pasado jueves Egipto llamó a consultas a su embajador en Argel, mientras que el presidente egipcio, Hosni Mubarak, afirmó que su país no aceptará ningún gesto "que humille su dignidad".

"La protección de los ciudadanos en el exterior es responsabilidad del Estado. No aceptaremos que se les dañe, se les insulte o que se humille su dignidad", afirmó Mubarak en el discurso de apertura del período de sesiones del Parlamento.