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¿A qué le teme?

Por estos días Andy Roddick está inquieto o, al menos, no tan seguro de ganar sus partidos ante Nicolás Massú y Fernando Gonzalez. Les tiene particular respeto.

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Por Rodrigo Hernández desde California

 

Después de Roger Federer, Andy Roddick es el mejor del mundo sobre cancha de pasto. Tres veces campeón del abierto de Queen’s y dos veces finalista de Wimbledon, el número uno de Estados Unidos se siente sobre la hierba como en el patio de su casa y, descontando al suizo, no le teme a rival alguno.

 

Sin embargo, por estos días "A-Rod" está inquieto o, al menos, no tan seguro de ganar sus partidos ante Nicolás Massú y Fernando Gonzalez. Les tiene particular respeto. Por un lado porque Massú le gano los dos partidos que jugaron y González lo supero en dos de cinco enfrentamientos y, por otro, porque esta consciente que no atraviesa por su mejor momento.

 

No es que el jugador de Nebraska esté viviendo una crisis ni mucho menos. De hecho, acaba de alcanzar los cuartos de final del Masters Series de Miami –en una actuación superior a la de los chilenos– y está recuperando parte de su confianza extraviada. Pero esta claro que debe subir mucho su nivel para acercarse al mejor Roddick.

 

Quizás por eso el numero 4 del mundo está jugando a los misterios en Mission Hills. Le pidió al capitán interino Dean Goldfine que las practicas fuesen privadas en una decisión pocas veces vistas en Copa Davis. “Please, closed practice”, se apuro en advertir Tim Curry, el encargado de prensa de la Asociación de Tenis de Estados Unidos a los medios chilenos mientras un agente de seguridad con cara de pocos amigos agregaba, “no pictures” (“sin fotos”).

 

“A mi no me pueden echar, eh”, reclamó de inmediato Hans Gildemeister con cara de sorpresa y se instaló en primera fila para ver la práctica de los norteamericanos. “No lo veo sólido a Roddick”, diría después. Razón tenía el capitán porque, aunque se retiro un poco antes que terminara la práctica, después se entero que el norteamericano había destrozado un letrero publicitario caliente por fallar tantos reveses. La prueba quedó a la vista.

 

Termina la práctica y una camioneta se acerca a pocos metros de la cancha central. No hay chance de acercarse al ex número uno del mundo. El guardaespalda mira más feo que nunca y hace un gesto inequívoco. Hay que mantenerse distante nomás.

 

Un nuevo intento fallido. El segundo porque el fin de semana quise hablarle luego de su primera práctica. Parecía el momento propicio porque estaba recien llegado, había jugado fútbol americano en las canchas de entrenamiento y estaba de muy buen humor. “Man, is Sunday” (“Hombre es domingo”), le dijo a Curry que nada pudo hacer por conseguir la entrevista.

 

Hoy martes, la conferencia de prensa oficial lo obligó a enfrentar los micrófonos. Y amablemente reconoció en Chile a un rival difícil que puede amenazar hasta al más pintado. Agregó que no ha tenido problemas de adaptación al césped y que si bien Estados Unidos tiene este año un gran equipo, eso no le garantiza el título porque la temporada anterior, siendo un team de primera línea y con Agassi en las filas, quedó fuera en primera ronda ante Croacia.

 

Una elegante manera de sacarse la presión pese a que en el papel, por ranking y adaptación a la cancha, es amplio favorito.