El español Rafael Nadal sacó a relucir su traje de número uno del mundo, una condición que no le corresponde hasta el próximo lunes, para arrollar al australiano Lleyton Hewitt  por 6-1 y 6-2, y dar un paso más hacia la gloria olímpica en Beijing 2008.

Lejos de prolongar las dudas que despertó en su puesta en escena frente al italiano Potito Starace, que incluso le arrebató un set, el mallorquín volvió al nivel mostrado en el cemento de Estados Unidos y ahora se verá la cara ante el ruso Igor Andreev.

Nadal hizo trizas la resistencia de lo que queda del isleño, quien lentamente comienza a dar muestras de estar lejos del nivel que lo llevó a lo más alto del US Open y de Wimbledon, sucumbiendo ante el repertorio mostrado por Nadal.