La selección de Estados Unidos se instaló en los cuartos de final del baloncesto masculino en Beijing 2008 al cobrarse revancha de Grecia, elenco que lo había eliminado en las semifinales del Mundial de Japón 2008 con un sólido triunfo por 92-69.

Nadie hubiera puesto la mano en el fuego por los estadounidenses, quienes siguen con la senda triunfal, aunque esta vez debieron esforzarse más de la cuenta para superar a los helenos.

En el primer tramo, la tercera falta personal en apenas tres minutos de juego de Jason Kidd -algo sorprendente- y el 13-13 que el marcador indicaba cuando ya ambos equipos se habían asentado sobre la cancha, junto con el recuerdo aún fresco del Mundial 2006, levantaba interrogantes de todo tipo sobre la suerte que podían correr las estrellas de la NBA.

La seriedad que están demostrando los jugadores de Estados Unidos comenzó a minar las opciones de los subcampeones del mundo lenta pero inexorablemente a partir del segundo tramo. Las diferencias en ese periodo entraron en el terreno de las decenas (38-28) y desembocaron en el periodo al borde de los 20 tantos de distancia (51-32).

En el tercer y cuarto período, el equipo de Mike Krzyzewski mantuvo la seriedad, se esforzó por controlar los embates griegos y aumentó la ventaja para terminar sellando un triunfo cómodo a la espera del gran duelo del sábado, ante España, vigente monarca planetario.

La mejor mano de Estados Unidos fue Kobe Bryant, quien, lejos de asumir su condición de súperestrella, es el líder por excelencia de un equipo que quiere la revancha.