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La "reina" de Sidney 2000 fue una más en su debut en Atenas

Marion Jones, quíntuple medallista olímpica hace cuatro años y bajo sospecha de dopaje, clasificó sin problemas a la final de la única prueba a la que clasificó para Atenas 2004.

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La estadounidense Marion Jones, reina de los Juegos de Sidney con cinco medallas, tres de ellas doradas, se aseguró un puesto en la final de longitud, única prueba individual para la que obtuvo plaza olímpica en Atenas, con un salto de 6,70 metros, cinco centímetros por encima de la marca requerida.

 

La presencia de Jones, en otros tiempos recibida en los estadios con grandes ovaciones, pasó casi no fue advertida para los espectadores que abarrotaron el estadio Olímpico de Atenas y que vibraron, en cambio, con el triunfo de la local Fani Halkia en la final de 400 metros vallas.

 

"La clasificación ha sido algo muy fuerte", aseveró Jones. "Estaba bastante nerviosa porque finalmente volvía a la pista a competir, y además en la prueba en la que no tuve mucho éxito en Sidney (fue tercera cuando buscaba el oro)", agregó.

 

Marion Jones consiguió en Sidney 2000 cinco medallas -las de oro en 100 y 200 metros y el relevo 4x400; y dos de bronce en salto largo y 4x100-, más que ninguna otra atleta en unos Juegos Olímpicos, pero después de aquél éxito su carrera se oscureció y su imagen resultó salpicada por el escándalo de los laboratorios Balco.

 

El viernes 27 de agosto estará en la final olímpica de longitud con el objetivo de mejorar su medalla de bronce de Sidney, donde fue superada por la alemana Heike Drechsler y por la italiana Fiona May.

 

Sobre la imagen de Jones, quien nunca ha fallado un control antidopaje, pesa la investigación abierta en torno a los laboratorios Balco, donde se fabricaban esteroides destinados a los deportistas de elite.

 

Varios de los testimonios recabados en la pesquisa de la Agencia Estadounidense Antidopaje (Usada), incluido el de su ex marido C.J. Hunter, apuntan, entre los implicados, a Tim Montgomery, plusmarquista mundial de 100 metros, y a Marion Jones.

 

Hunter, un lanzador de peso que fue suspendido a perpetuidad por dopaje, aseguró que él mismo había inyectado esteroides a Marion Jones y que su entonces esposa se había dopado antes, durante y después de los Juegos de Sidney. Jones atribuyó estos comentarios a un deseo de venganza.

 

Las pruebas de selección olímpica, en junio pasado, devolvieron a una Marion Jones mucho más lenta, incapaz de ganarse el puesto en 100 o en 200 metros. Sólo pudo incorporarse al equipo de Atenas por su victoria en longitud.

 

El viernes Marion Jones podría formar parte del equipo estadounidense de relevos 4x100 metros que buscará un puesto en la final. En las últimas semanas se ha estado entrenando para ello, especialmente tras conocerse que Torri Edwards dio positivo y sería probablemente suspendida, como ocurrió finalmente.

 

Pero su concurso en el relevo podría tener consecuencias imprevisibles para el equipo. En caso de que Jones fuera sancionada en el futuro por la Usada, Estados Unidos podría perder una hipotética medalla ganada en Atenas.

 

Con un hijo de poco más de un año (Tim Montgomery Jr), Marion Jones, de 28 años, se ha manifestado siempre dispuesta a defender su inocencia y a proseguir su carrera deportiva en busca de medallas, no solo en los Juegos de Atenas, sino en los futuros. (EFE)