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Heroico esfuerzo de Massú y González brindó a Chile su primer oro olímpico

Los tenistas nacionales derrotaron por 6-2, 4-6, 3-6, 7-6 (7) y 6-4 a la dupla germana en otra épica lucha y lograron que, por primera vez, la bandera chilena se suba a lo más alto del podio en unos Juegos Olímpicos.

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En un partido que llenó de nervios a un país completo, Nicolás Massú (69°) y Fernando González (88°) se adjudicaron la primera medalla de oro para Chile en unos Juegos Olímpicos tras vencer por 6-2, 4-6, 3-6, 7-6 (7) y 6-4 a los alemanes Nicolas Kiefer (71°) y Rainer Schuettler (56°) luego de salvar cuatro puntos de partido.

 

Debieron pasar 108 años de Juegos Olímpicos y de frustraciones para el deporte nacional para que un par de chilenos subiera a lo más alto del podio. Aunque antes, Massú y González hicieron sufrir a los 15 millones de chilenos para hacer historia y transformarse en los nuevos héroes nacionales.

 

Un partido de tres horas y 44 minutos fue demasiado sufrimiento, sin embargo, la recompensa de ver el pabellón patrio en lo más alto mientras de fondo se escuchaba el himno nacional merecía tamaño sacrificio.

 

Gracias a las reservas físicas los chilenos mostraron un juego auspicioso y pese a la esforzada semana de gran tenis se quedaron con primer parcial en sólo 33 minutos.

 

Parecía una tarea sencilla, puesto que los germanos se veían desconcertados, pero en el segundo capítulo los nacionales desperdiciaron opciones y sus rivales supieron reaccionar sobre el cemento ateniense.

 

En el quinto juego rompieron por segunda vez el saque de Schuettler y se pusieron 4-2, pero cuando estaban 4-3 los germanos despertaron y complicaron el sueño de los nacionales. Los europeos sumaron tres games seguidos y se quedaron con la manga.

 

Los alemanes mostraron todos sus pergaminos en el set siguiente y después de ponerse 3-0 se llevaron el capítulo ante la escasa pelea que les brindaron los nacionales.

 

En las caras de Massú y González se notaba el cansancio de las horas que acumularon en las canchas de Atenas, sin embargo, esta oportunidad era única para cambiar la historia nacional y en el cuarto set igualaron las acciones, pero ello no estuvo exento de sufrimiento.

 

El partido se equiparó y el set estuvo carente de quiebres hasta el 6-6.

 

Se comienza a cambiar la historia

 

Massú y González se caracterizaron por mantener un alto grado de adrenalina en cada uno de sus partidos y esta no fue la excepción. El tie break fue dramático, puesto que los alemanes sacaron ventajas que parecían imposibles de remontar.

 

Los teutones se pusieron 6-2 con cuatro puntos de partido, pero los chilenos no se rindieron y con una fuerza única comenzaron a levantar uno a uno y paso a paso los match points.

 

Y no fallaron. Los tenistas criollos se pusieron 7-6 con la opción de quedarse con el set, pero debieron esperar unos minutos más para obligar el quinto capítulo.

 

Se pensó en el golpe final para los alemanes. Los europeos estuvieron muy cerca, pero para ellos también era una oportunidad única y después de sufrir un quiebre en contra, lograron levantarse y equiparar las cosas en el inicio del definitivo set.

 

Si el partido era agónico, la expectación crecía golpe a golpe y los chilenos de todo el mundo seguían sufriendo con cada acierto y cada error de los nacionales.

 

Los quiebres iban y venían. En los primeros ocho games hubo seis rompimientos, pero finalmente la máxima gloria se instaló en el deporte nacional.

 

Massú y González quebraron en el noveno juego y quedaron en un esperanzador 5-4. Llegaba la hora de fulminar, pero la angustia, la ansiedad y los 108 años de historia cayeron encima y prolongaron el sufrimiento.

 

Los chilenos tuvieron dos oportunidades para colgarse el oro, pero los alemanes dieron las últimas gotas de sacrificio para mantenerse con vida. En ese momento, un gran saque de González terminó con la ilusión germana y le entregó a Chile su primera medalla de oro.

 

La celebración no se hizo esperar y los vítores nacionales invadieron Atenas y todos los rincones de Chile, mientras en el medio de la cancha Massú y González recibían la primera presea dorada para nuestro país.