El deporte olímpico vuelve a la "cuna" que lo vio nacer
Más 16 mil atletas de 200 países celebrarán a partir de este 13 de agosto los 25º Juegos de la historia en Grecia, cuna de todo el deporte olímpico.
Son 108 años de historia. Cerca de 16 mil deportistas representando a 202 países. Estas son las cifras más significativas de los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, que en Grecia festejarán su 25ª versión.
Grecia fue la cuna de los Juegos Olímpicos, tanto en la era antigua, como en la era moderna, y las autoridades helénicas no escatimaron recursos para su realización, aunque las polémicas no faltaron y, mas encima, surgió el fantasma del terrorismo.
Amenaza terrorista: peligro latente en Atenas
Catalogados como los Juegos de la seguridad, Grecia gastó mil millones de euros (unos 1.500 millones de dólares) e hizo "todo lo humanamente posible" para evitar que los Juegos Olímpicos sean objeto de un ataque terrorista, un riesgo, sin embargo, que ni las autoridades políticas ni las deportivas se quitan de la cabeza.
Los atentados de Nueva York, Bali, Estambul y Madrid, la permeabilidad de un país con 12.000 kilómetros de costa, su exposición a la inmigración ilegal, la pertenencia a la Europa sin fronteras, la cercanía a las zonas en conflicto de Medio Oriente, la presencia de decenas de jefes de Estado... todas las circunstancias coinciden para justificar la máxima alerta y las mayores precauciones durante los Juegos.
El presupuesto inicial para seguridad se quintuplicó hasta alcanzar los mil millones de euros, más del triple de lo que los australianos destinaron al mismo capítulo hace cuatro años.
El Gobierno griego se asesoró en esta materia con Estados Unidos, Australia, España, Israel, Reino Unido, Francia y Alemania, y también recurrió a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y al Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) para reforzar su dispositivo.
La organización atlántica colaborará particularmente en la vigilancia aérea y marítima de Grecia y en la protección contra un atentado terrorista biológico, químico o radiológico.
Aviones de vigilancia radar Awacs sobrevolarán Atenas durante los Juegos, todo ello a cargo del presupuesto de la propia OTAN.
Varios de los 202 países participantes, entre ellos España, Australia, Estados Unidos e Israel, llevarán sus propios servicios de seguridad.
Grecia negó a todas las delegaciones la posibilidad que sus servicios de seguridad vayan armados, por lo que, al menos en teoría, el monopolio de las armas lo tendrán las fuerzas de seguridad locales, que destinarán a los Juegos unos 45.000 efectivos.
En la historia de los Juegos ya figuran algunos episodios sangrientos por causa del terrorismo. El más grave, el asalto de un grupo palestino a la delegación israelí en los Juegos de Munich 1972, que se saldó con 17 muertos.
Dos personas fallecieron al estallar una bomba en el Parque Olímpico de Atlanta en 1996, en un suceso cuya autoría nunca se esclareció.
Durante los Juegos de Sidney la policía admitió que había recibido una media de seis avisos de bomba diarios, todos ellos falsos, una muestra del fabuloso escaparate que constituyen los Juegos para todo el que quiera hacerse notar, en serio o en broma.
Organización lenta y polémica
La organización de los Juegos Olímpicos de Atenas arrancó en 1997 con excelentes perspectivas que pronto hubo de poner en duda ante la falta de coordinación entre los ministerios, las sucesivas dimisiones, las demandas judiciales de distintos colectivos vecinales e, incluso, el hallazgo de restos arqueológicos en zonas nunca antes consideradas de interés.
Sólo desde el pasado mes de marzo, cuando las elecciones generales griegas se saldaron con la victoria del partido conservador de Costas Caramanlis, el Gobierno dio apariencia de poner manos a la obra y mirar de frente a problemas largamente enquistados, como la reforma del Estadio Olímpico o la renovación de la red de transportes.
El Comité Olímpico Internacional (COI) dio en abril de 2000 al Comité Organizador (ATHOC) y al Ejecutivo griego un ultimátum que se tradujo en el regreso al frente de la organización de Gianna Angelopoulos, cuando el retraso acumulado en las obras era en algunos casos irrecuperable.
Actualmente el precio de los Juegos se calcula en unos 6.500 millones de euros (7.500 millones de dólares). Para cumplir sus compromisos económicos con los Juegos el Gobierno obtuvo en 1993 un préstamo del Banco Europeo de Inversiones de 1.500 millones.
Los ajustados plazos en la entrega de algunas instalaciones impidieron probarlas convenientemente en circunstancias similares a las de los Juegos, con presencia masiva de público, dispositivos de seguridad en marcha y los equipos técnicos en pleno funcionamiento.
Varios de los nuevos ministros han expresado en los últimos meses sus dudas sobre la conveniencia de que Atenas pidiera los Juegos y su preocupación por el agujero que pueden dejar en la economía nacional. Dudas que no contribuyen a la tranquilidad cuando están a punto de abrirse las puertas de una nueva edición olímpica.
Un riguroso control antidopaje busca extirpar el fraude
Los 4.150 controles antidopaje que se harán durante los Juegos Olímpicos de Atenas son sólo una de las caras de un minucioso plan contra el fraude que lleva meses en marcha y cuya intención no es tanto sorprender a los infractores en la misma Grecia como presionarles para que ni siquiera vayan.
La persecución a la que se vieron sometidos en las últimas semanas los atletas estadounidenses, que arrancó el mea culpa a Kelli White, derivó en sanciones a Calvin Harrison, Regina Jacobs y Andy Eggerth, entre otros, y amenaza con arruinar el prestigio de los velocistas Tim Montgomery y Marion Jones, es sólo una muestra de ese acoso preolímpico que pretende alejar de los Juegos todo lo que huela a dopaje.
Con idéntica intención, el COI advirtió que no informará sobre las nuevas sustancias dopantes que está preparado para detectar en Atenas.
El COI seguirá así la misma política que en los Juegos de Invierno de Salt Lake City, cuando no reveló que tenía el control para detectar la darbepoietina y sorprendió a tres atletas que la usaban, entre ellos el fondista español Johann Muehlegg, que debido al positivo perdió las tres medallas de oro que había ganado.
Además, como si fueran personas en libertad vigilada, los atletas deberán comunicar a sus respectivos comités olímpicos, y éstos al COI, su paradero hora a hora durante todo el periodo de los Juegos, por si tienen que ser localizados para un control por sorpresa.
Si los inspectores del COI hacen dos intentos fallidos de encontrar a un deportista -no está en el sitio previsto ni aparece tras esperarlo dos horas-, el caso se tratará como un positivo.
La Agencia Mundial Antidopaje (AMA) está autorizada a hacer controles fuera de Grecia y en las instalaciones no olímpicas del país antes que el atleta se haya acreditado o después que haya terminado de competir en los Juegos.
En cuanto a los controles en competición, se analizará a los cuatro primeros de todas las finales y a un atleta más por sorteo, sea en la final o en las eliminatorias previas; también a todos los que establezcan un récord mundial u olímpico.
En los deportes de equipo se someterá a control a dos miembros de cada una de las cuatro primeras selecciones; en las rondas previas, los controles afectarán a uno o dos atletas en al menos un 25 por ciento de los partidos.
Cuando un participante dé positivo se anularán todos sus resultados en los Juegos, excepto si demuestra que no tuvo responsabilidad, en cuyo caso sólo quedará invalidada la prueba del correspondiente control.
Los positivos se conocerán sólo 36 horas después que se efectúe el control, el margen más corto en la historia olímpica, gracias a un laboratorio de última generación en el que trabajarán más de 100 personas y que analizará 180 muestras diarias.
Cuando el control sea negativo el resultado estará disponible en 24 horas.
Los deportes que se someterán a controles de eritropoyetina (EPO) serán el atletismo para pruebas de más de 800 metros, la natación para más de 400 metros, la bicicleta de montaña, la prueba en ruta y la contrarreloj, el remo, el piragüismo, el pentatlón moderno, el triatlón y el fútbol.
Respecto a anteriores Juegos, desaparecieron de la lista de sustancias prohibidas dos estimulantes, la cafeína y la seudoefedrina.