Columna de Aldo Schiappacasse: La tragedia que provocó la Policía en Honduras
El recinto tiene capacidad para 30 mil personas y se investiga la sobreventa de entradas.
La final del torneo de Honduras culminó en tragedia luego que cinco hinchas murieran producto de las corridas en la puerta número 11 del estadio. Motagua y Honduras Progreso, los cuadros que se enfrentaban en el Estadio Nacional de Tegucigalpa, provocaron tal expectativa que la gente se aglomeró desde temprano en las calles aledañas.
Cuando la policía intervino, desalojando a la multitud con gases lacrimógenos, la gente comenzó a correr. "Las víctimas inhalaron gases, cayeron al suelo y fueron pateadas o pisoteadas por la multitud que huía de la situación", señalaron testigos.
El recinto tiene capacidad para 30 mil personas y se investiga la sobreventa de entradas. La final se jugó a pesar de la tragedia y, antes del comienzo del partido, rindieron un minuto de silencio en homenaje a las víctimas.
"El estadio estaba totalmente lleno, mientras en las afueras había una fuerte
cantidad de personas esperando ingresar con boleto en mano, que se enfureció al no poderlo hacer", se defendió la policía.
Una tragedia similar se vivió en el Estadio Nacional de Chile con motivo de la final de la Copa América de 1955. La posibilidad de que la Roja se coronara campeona y la confusa venta de las entradas motivaron que un gentío llegara a la puerta del recinto. La primera intervención del carro lanza aguas recién adquirido por Carabineros motivó una estampida en la cual murieron siete personas. La final se jugó igual y ganó Argentina 1 a 0.
La peor tragedia en un estadio por estas razones ocurrió en Lima, cuando la policía disparó gases lacrimógenos a las tribunas para dispersar al público, provocando la muerte de 301 aficionados el 24 de mayo de 1964. Hay otras muchas tragedias por avalanchas humanas en los estadios, pero aquellas que fueron provocadas por la intervención policial tienen su episodio más recordado en Moscú, el 20 de octubre de 1982, en el estadio Lenin, cuando 340 hinchas fallecieron debido a la intervención policial, que fue silenciada por el régimen soviético de la época. Los testimonios de los periodistas holandeses que cubrían el duelo entre el Spartak y el Haarlem permitieron saber la verdad.