Por José Antonio Prieto, @TPrietoRadio

Ya se fueron del Mundial Lionel Messi y Cristiano Ronaldo, los actuales reyes del fútbol. El que viene batallando intentado destronarlos es Neymar, que con Brasil avanza a paso firme en Rusia 2018.

El brasileño abandonó FC Barcelona para no estar bajo la sombra de Messi y ser el líder del PSG. Pero siempre está la sospecha en que es sólo será una estación previa para llegar al Real Madrid y reemplazar a CR7.

Hoy el brasileño tiene una gran oportunidad: Superar a sus competidores por ser reconocido como el mejor y levantar la Copa en Moscú.

La calidad está y a los 26 años tiene el tiempo a su favor.

Pero Neymar tiene sombras que por momentos ponen en duda su opción de ser el mejor. Las exageraciones ante faltas de los rivales son una señal y un tema no resuelto.

Qué le dan, le dan. Su juego habilidoso, encarador, por momentos sobrado, va generando reacciones en los rivales.

Neymar es un provocador con la pelota, es su estilo. Eso molesta y los rivales reaccionan y se genera el conflicto que lo lleva a mostrar una cara que hoy no gusta.

Esas volteretas a veces están por sobre sus goles, sus aceleraciones y su precisión.

Neymar entenderá que algo hay para que muchos quieran dejarle un regalito en su humanidad.

Nada justifica esos golpes, pero muchas veces no hay explicación para piruetas voladoras circenses, que opacan todos sus talentos

Para peor Messi y Cristiano están muy lejos de línea de conflictos.

Ahora tiene la oportunidad de mandarse una gran pirueta; tendrá que decidir si la hace en una jugada para la historia o en otro piscinazo.