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La columna de Rodrigo Goldberg: El horizonte de Rueda

El comentarista de Al Aire Libre en Cooperativa analizó las proyecciones del seleccionador chileno.

La columna de Rodrigo Goldberg: El horizonte de Rueda

Por Rodrigo Goldberg, @Polaco_Goldberg

Reinaldo Rueda inició su ciclo a cargo de la selección chilena con varios conceptos claros, tácitos algunos, pero que requieren de maduración. Las buenas intenciones de un director técnico y su rendimiento ideal chocan muchas veces con las limitaciones propias de cada futbolista, las cuales no se cierran sólo al aspecto técnico o táctico, si no al más importante, el emocional. Es en este último punto donde los entrenadores pueden y deben exprimir la máximo las fortalezas que lo pueden convertir un buen jugador en uno seleccionable.

Me parece perfecto que un técnico tenga este nivel de certezas respecto a lo que espera. El problema es que, indefectiblemente, queda atado a los rendimientos y adaptaciones de cada futbolista.

Por ejemplo los centrales. Los partidos frente a Suecia y Dinamarca marcaron cierta definición. Altura por sobre habilidad. Enzo Roco y Guillermo Maripán ofrecen fuerza y mucha presencia en el juego aéreo, pero por el momento carecen de salida limpia. Paulo Díaz podría ser una excelente alternativa considerando el bueno momento que vive en Argentina. Su oficio e inteligencia lo han llevado a un sitial insospechado.

Soy de los que no cree ciegamente en los estereotipos. Siempre preferiré al jugador que trate bien la pelota por más alto, fuerte o rápido que sea. No niego la importancia de la altura en defensa (que frente a Holanda en Brasil 2014 nos pasó la cuenta), pero una característica física no me parece suficiente para nuestra realidad. Sí para otros países como Brasil. Gozan de un abanico de 10 centrales de nivel mundial. Altos, fuertes y además con carácter para salir jugando.

Lo mismo en delantera. Poner un 9 de área no te garantiza gol. A menos que sea un atacante de categoría internacional, de los cuales no abundan en nuestro medio. Considerar y/o descartar a priori un nombre no es un ejercicio sano.

La gran ventaja que hoy tiene el colombiano es que el horizonte de tiempo es largo. Queda un poco mas de un año para el próximo partido por los puntos y por tanto lo experimentos previos carecen de mirada excesivamente crítica. Pero la realidad indica que el tiempo de trabajo en cancha es mucho menor.

En un año no sólo debe preparar la Copa América 2019, también precisa delinear un plantel que permita afrontar las largas clasificatorias. El trabajo de microciclos está apuntando a eso (al menos eso creo). A formar una base de jugadores con características específicas que puedan ayudar en momentos determinados.

Más allá del esquema o la táctica específica, la gran tarea es convertir buenos jugadores en seleccionados. Jugadores útiles y confiables a nivel de selección.

Y ojo. Muchos podrán pensar que este es un problema exclusivo de La Roja. No. Argentina por ejemplo llevar años buscando laterales especialistas mirando con envidia la riqueza que tiene Brasil. Con todos los nombres que tienen siguen en la búsqueda, cambiando algunos de posición o nominando algunos de escaso recorrido.

Chile en tanto lucha contra su propio reloj y limitaciones. Aparentemente hay mucho tiempo, pero la urgencia está. A no equivocarse en eso. El tiempo apremia.