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La columna de Rodrigo Goldberg: El caramelo

Revisa la opinión del comentarista de Al Aire Libre en Cooperativa.

La columna de Rodrigo Goldberg: El caramelo

En esta semana se han vivido dos hechos muy singulares. Muy distintos en su esencia, pero encajados en una suerte de nueva política de hacer las cosas por parte de la Conmebol.

La primera es la designación de Santiago como sede de la final única de Copa Libertadores 2019.

Sin duda un logro notable y que nos pondrá en el ojo de la noticia durante un tiempo. Chile se ha caracterizado por ser un buen organizador. Amable anfitrión, profesional, metódico y siempre diligente. Sin embargo existe un hecho indesmentible.

Nuestro querido Estadio Nacional no está a la altura de un evento de esta magnitud. Es más, requiere más que una mano de gato. Las eternas promesas de los distintos gobiernos no sólo han reducido su capacidad, además no han logrado mejorar su estándar de calidad. Salvo la gran pantalla y la pista atlética el resto sigue oliendo a estadio antiguo. Debajo del maquillaje se descascara una triste realidad, el coloso de Ñuñoa pide a gritos una reconstrucción de verdad. En los próximos meses supongo que escucharemos de algún plan de arreglo, dudo que sea algo más que un asunto estético.

Desde la ignorancia más supina me pregunto porque no se postuló a Concepción que goza de un estadio maravillosos, servicios aeroportuarios y hotelería. ¿Será el tamaño, la logística o solo centralismo?

Sin embargo, esta noticia tiene una segunda mirada.

Si bien explica el gran trabajo que realizó la ANFP para poder conseguir esta designación por sobre Lima, no logra hacerme entender y menos justificar el horror sufrido por Deportes Temuco. El lobby realizado por la cúpula mayor de nuestro fútbol fue absolutamente insuficiente para defender a uno de sus integrantes.

Entiendo perfectamente que pertenecen a distintas áreas e instancias. Pero ¿De qué diablos sirve ser sede de una final internacional si no somos capaces de defender una mínima justicia deportiva?

¿Cómo es posible que un equipo que ganó los dos partidos en cancha quede eliminado? A mayor abundancia, ¿cómo es posible que un equipo que obtuvo cero puntos avance en una competencia internacional?

Y no son las únicas dudas. Si las listas de los clubes son privadas ¿Quién le avisó a la dirigencia de San Lorenzo sobre la inscripción de Requena? ¿Por qué la Conmebol pidió actualización de listas justo en la mitad de una llave? ¿A quién estaban dateando? Se me ocurren varias preguntas más, pero da igual porque quedarán sin respuesta.

Esta semana vimos cómo la ANFP salió de la Conmebol con el pecho inflado anunciando a los cuatro vientos el gran trabajo realizado, como un niño saliendo del jardín con una carita feliz en su mano.

Mientras tanto la dulce torta se sigue repartiendo entre los cabrones de siempre, los que se acostumbraron a vivir y ganar a la sombra de un Don. Havelange, Leoz, Grondona o el nombre que usted elija.

La Conmebol, con una siniestra sonrisa, nos regaló un caramelo para dejarnos tranquilos. Su turbio brazo sigue operando desde la oscuridad para favorecer a los de siempre.

Y pensar que dijeron que todo había cambiado.