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La columna de Pelotazo: Adiós Claudio Bravo

Esta semana se conocerá la nómina de 23 jugadores de Chile a la Copa América y no estará el arquero.

La columna de Pelotazo: Adiós Claudio Bravo
Llévatelo:

No es que se haya retirado del fútbol.

No es que se haya retirado de la Roja.

Es que no irá a la Copa América.

Luego que Reinaldo Rueda decidiera no publicar la prenómina de 40 jugadores de Chile para la Copa América de Brasil, comencé la búsqueda de la misma.

En la ANFP dijeron que no la comunicarían.

En la Conmebol comentaron que no les correspondía informar el listado, que si la Federación no lo hacía, no había nada que hacer.

Entonces, aparecieron las especulaciones. Porque si no quieres mostrar la lista, es porque algo quieres esconder o porque te quieres evitar un problema. Cosa que no pasó con Nelson Acosta en 2007, Claudio Borghi en 2011, Jorge Sampaoli en 2015 y Juan Antonio Pizzi en 2016. Todos ellos publicaron la prenómina.

Brasil, por ejemplo, tampoco publicó los 40, pero se adelantó y lanzó los 23 seleccionados de la nómina final. Y lógico, abrió el debate en ese país. El técnico Tite dejó fuera a Fabinho, uno de los mejores volantes de Europa y que jugará la final de la Champions League con el Liverpool. Tampoco convocó a Lucas Moura de Tottenham y a Vinicius Junior de Real Madrid.

Algunos creerán que el DT de la Canarinha está loco por no contar con esos tres futbolistas, pero ese es otro tema. El tema es que el entrenador fue inteligente. No por dejar fuera a esos cracks, sino por publicar el listado lo antes posible.

Lo hizo el 17 de mayo y Brasil debuta en el torneo el 14 de junio ante Bolivia. Habrá pasado casi un mes y a esa altura la crítica en los medios de comunicación y en las redes sociales ya se habrá acabado. Lógicamente volverá en la medida que no se logren los resultados, pero en un grupo con los altiplánicos, Venezuela y Perú no debiera pasar zozobras.

En Chile la estrategia es distinta. No hay listado de 40 a cinco días de haber sido informado a Conmebol y el de 23 lo sabremos este domingo. Así lo contó el técnico cafetero en el superclásico.

La duda es para qué esperar una semana si está todo claro. De esa forma se haría lo mismo que el Scratch, que los jugadores sepan un mes antes que jugarán la Copa América. Y con un incentivo mayor, porque los chilenos tienen que ir a defender un bicampeonato.

Ante ello no parece descabellado creer que el problema no son los convocados, sino los que NO irán a Brasil. Y saltan a la palestra tres nombres: Claudio Bravo, Marcelo Díaz y Eduardo Vargas. Me centro en el primero, porque el segundo no es tema para el colombiano y el tercero todo indica que regresará.

¿Chile tiene arqueros? Sí.

¿Chile tiene líderes? No.

Bravo ganó cuatro títulos en la temporada con el Manchester City y jugó sólo en uno. No ve minutos en cancha desde agosto y lógicamente el argumento de que no puede ser convocado porque no juega se puede respetar. Lo ha dicho Rueda a la hora de nominar seleccionados: que jueguen en su club. Sin embargo, el argumento del liderazgo no es debatible por más que nombren a Gary Medel, Arturo Vidal o Alexis Sánchez.

Cuando Marcelo Salas dejó la Roja en 2007 la jineta la tomó Bravo y no la soltó hasta la eliminación de Rusia 2018. El capitán es el líder innato de un equipo y la ausencia siempre se notará. Pasó con Leonel, con Chamaco, con Figueroa, con Zamorano, con el Matador y ahora. Un tipo que es un técnico dentro de la cancha, que levanta a los compañeros, que los ordena, que los reta, es porque tiene una experiencia que lo valida.

Ahí está el problema. Para ser un DT en el rectángulo verde, hay que ser de confianza del que está al borde del mismo. Eso no pasa en este caso. ¿Por qué no pasa? Nos iremos a la tumba sin saber.

Y no sólo eso, también es un referente fuera de la cancha. Cuando Marcelo Bielsa convocó a Salas a la Roja no lo puso en todos los partidos, pese a que era el capitán y el más experimentado por lejos. Lo tenía ahí para que compartiera con el resto. Es más. La primera vez que Bravo llevó la jineta en la selección, el Matador estaba en la banca. ¿Se puede? Se puede. Bielsa pudo. Hay que tener carácter nomás.

Alguien dirá que un amistoso ante Suiza da lo mismo, que lo que importan son los partidos por los puntos. Vamos. Primera fecha del camino a Sudáfrica 2010, ante Argentina en Buenos Aires. ¿Quién fue el capitán? Bravo. ¿Quién estuvo en la banca? Salas, que ingresó en el entretiempo.

Que un jugador venga a la Roja no obliga a que sea titular. Cuando alguien es importante, trasciende a lo que pasa en la cancha. Como pasó con Salas en su momento o con Nelson Tapia en 2005. Acosta dejó en la banca al portero para hacer debutar en clasificatorias a Bravo. Si el arquero del City ya convivió dos veces con una cara de la moneda, no tendrá drama ahora de convivir con la otra cara.

No entiendo para qué Rueda viajó miles de kilómetros después de casi un año para juntarse con Bravo. No era necesario si no lo iba a convocar. Si no lo hizo antes, para qué ahora. Hay una historia sin contar ahí. ¿Se arrepintió en el avión de vuelta a Santiago? ¿Alguien le dio argumentos para que no lo convocara? Lo desconozco, pero claramente como Juan Antonio Pizzi dejó a Marcelo Díaz como un cagón ante todo Chile, Rueda está dejando a Bravo como un inepto ante todo el país.

Porque creer que el aporte del portero es sólo atajando, es no entender nada. Si no juega, no podrá atajar como en 2015 y 2016 dirá alguien. Para aportar con experiencia o arengar a los compañeros como se hizo con Argentina o Portugal no se necesita jugar semana a semana. Hay grandes jugadores, estrellas en sus equipos, pero ninguno cumple esa función.

El arquero del futuro en Chile es Brayan Cortés. ¿Y cómo va a aprender más: compartiendo en el día a día con Bravo o sin él? Lo mismo que los que recién parten en la Roja. Tener a una figura así al lado lógicamente que suma. Y mucho. Como les pasó a los que compartieron con el Matador en el cierre de su paso por la selección chilena.

Por ende en Brasil 2019 tenemos dos opciones: que nazca un nuevo líder, al nivel de los ya nombrados (amén), o que todo sea un sueño y Rueda nos tenga una sorpresa a todos, incluido Bravo.