La columna de Manfred Schwager: Que pase el siguiente
El periodista de Al Aire Libre en Cooperativa analiza el traspaso de Anthony Davis a los Lakers.
Apenas un día, 18 horas y 40 minutos después que se terminaran los partidos en la temporada 2018-2019, la NBA entró en modo transferencias. El inicio del verano tuvo un remezón que hace rato se esperaba, y que como ya es tradicional llegó por las redes sociales.
The Pelicans have agreed to a deal to trade Anthony Davis to the Lakers for Lonzo Ball, Brandon Ingram, Josh Hart, and three first-round picks – including the No. 4 overall in 2019 Draft, league sources tell ESPN.
— Adrian Wojnarowski (@wojespn) 15 de junio de 2019
La información puso de cabeza a todo el mundo NBA, en un momento "de reposo" a la espera del Draft, el jueves 20, y el comienzo oficial de negociaciones de contrato el 1 de julio. Anthony Davis llegará a Los Angeles, al equipo que quería, y donde junto a LeBron James formará un tándem con aspiraciones inmediatas al título.
Un lujo por el que los Lakers pagan un precio alto, aunque acorde al jugador que se llevan: New Orleans recibe al base Lonzo Ball, al escolta Josh Hart y al alero Brandon Ingram, además de tres selecciones de primera ronda del Draft y el derecho a intercambiar selecciones en otras dos generaciones de novatos.
Así, el cuadro angelino prescinde de algunos de sus jóvenes, y se juega todas sus fichas por uno de los mejores jugadores que tiene actualmente la liga, que en un año bajo para sus estándares promedió 25,9 puntos y 12 rebotes por partido, y que posee la versatilidad del juego moderno para atacar y defender en la pintura y en el perímetro.
El problema ahora para los Lakers es llenar su plantel. Dependiendo de cuándo se concrete todo este traspaso debido al reglamento de la liga, el equipo californiano podría tener el espacio salarial suficiente para sumar un tercer jugador estrella –donde ya suena el base Kemba Walker–, aunque pase lo que pase el resto serán jugadores de rol con contratos bajo el promedio del mercado.
Por su parte, los Pelicans sólo pueden sacar cuentas alegres con este negocio. Es cierto, pierden a un tipo muy talentoso, pero reemplazan a un jugador que no quería estar ahí por jóvenes que sabrán aprovechar esta nueva oportunidad y selecciones del Draft que pueden ser muy valiosas a futuro.
Lonzo Ball y Brandon Ingram son jugadores con mucho potencial y que debieran ser titulares inmediatamente. En New Orleans los espera Jrue Holiday, base de larga experiencia y buenas campañas en las últimas temporadas, que tendrá mucho para enseñarle a Ball.
Y lo mejor está por venir: los Pelicans tienen la primera selección para este Draft, que debieran usar en Zion Williamson, la nueva sensación del básquet estadounidense y que junto a Ball pueden armar una sociedad demoledora en ataque.
Además, los Lakers les enviaron la cuarta selección, que New Orleans puede usar en cualquiera de los talentosos novatos de este año, o bien ofrecerla en el mercado para atraer algún veterano que refuerce las necesidades del equipo, principalmente un pívot.
Los Pelicans supieron sacarle un gran provecho a esta situación, y ya cuentan con un plantel muy interesante para la nueva temporada y también para los próximos años. Sólo depende de ellos utilizar bien sus recursos y escoger a los novatos adecuados para consolidarse en el mediano plazo como contendores al título de la NBA.