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La columna de Manfred Schwager: Los unicornios de la NBA

El periodista de Al Aire Libre analiza la nueva tendencia de algunos jugadores en la liga.

La columna de Manfred Schwager: Los unicornios de la NBA

Por Manfred Schwager, @mschwagerv

La evolución de las propuestas de juego en la NBA, en varios aspectos más vertiginosa que en el resto del mundo, ha llevado a lo que hoy se conoce como "básquetbol sin posiciones", donde los jugadores transitan sin problemas por las asignaciones tradicionales de cancha, desde el base al pívot.

El ritmo intenso de juego, la preferencia por los triples y el movimiento constante del balón y de los propios jugadores –que a su vez obliga a las defensas al switch o cambio permanente en las marcas– ha puesto el énfasis en las habilidades ofensivas que ofrece cada uno. Esta revolución sacó a relucir un nuevo arquetipo de jugador, conocido popularmente como "unicornio".

La naturaleza mitológica asignada a estos jugadores radica en que, si bien pueden ser considerados big men, es decir ala-pívots o pívots debido a su estatura y envergadura física, también ofrecen características propias de jugadores de menor estatura, más acostumbrados a manejar el balón, a los lanzamientos lejanos y a rondar por el perímetro.

Formalmente, el primer "unicornio" avistado en la NBA es Anthony Davis. El talentosísimo jugador de New Orleans, actualmente en su séptima temporada en la liga, aprovecha sus 2,08 metros para liderar la defensa de los Pelicans y para obtener una buena ventaja a la hora de lanzar a la canasta rival.

De todas formas, la popularización del concepto se debe a Kristaps Porzingis. Con 2,21 metros de estatura, una de sus cartas de presentación es justamente su habilidad para anotar desde el perímetro, con un 36 por ciento de efectividad en sus tres temporadas en la NBA. Incluso, el letón supo ganar el concurso de habilidades hace un par de años.

Otro que cae en esta categoría es Joel Embiid. El rostro del Proceso en Philadelphia se siente cómodo tanto en la pintura como por fuera de la línea de tres puntos, cuestión que fue clave en el gran rendimiento de los Sixers durante la temporada pasada.

Pero quien simboliza de mejor forma a esta camada de "unicornios" es Giannis Antetokounmpo. Si bien el astro de Milwaukee no ha desarrollado un tiro de tres puntos consistente, el impresionante manejo del balón en ataque y su facilidad para esquivar rivales camino al aro lo han elevado a este sitial.

A propósito de los Bucks: con 21 partidos jugados promedian 120,8 puntos por encuentro, siete puntos más que lo conseguido por Golden State durante la temporada pasada, en una estadística que responde a la ofensiva armada en torno al griego.

En una liga que está apostando por el small ball y jugadores de menor estatura para favorecer los movimientos continuos, hay gigantes que logran adaptarse gracias a su habilidad en el manejo del balón y a su efectividad de tiro desde varias distancias.
Una tendencia que seguirá muy vigente hacia el futuro, como lo atestigua Bol Bol, hijo del ex NBA Manute Bol que con 2,21 de estatura registró un interesante 48,9 por ciento en triples en su circuito de secundaria, y que seguramente será parte del Draft en 2019.

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