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La columna de José Arnaldo Pérez: Puro Show

El periodista de Al Aire Libre en Cooperativa repasó el acontecer del polideportivo este fin de semana.

La columna de José Arnaldo Pérez: Puro Show
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El deporte profesional es un espectáculo, de eso no hay dudas, y como tal se cobra, y en ocasiones demasiado por presenciarlo. Sin que necesariamente lo que se ve esté acorde con los precios que hay que pagar. En el cine u otros eventos suele suceder algo similar, las películas no siempre son buenas o los cantantes tan afinados como en los discos, e incluso actúan hasta ebrios en sus conciertos. Peor aun cuando fingen cantar, usando pistas. Uno podría hasta demandarlos por estafa, aunque el show se haya hecho de todas formas.

Cuando se va a un evento deportivo hay interés porque se tiene pasión por alguien especial, por un equipo o escuadra, o porque es un hito particular, llámese final, clásico o acto inaugural. También porque está garantizada por la calidad de los participantes un espectáculo de alto nivel o algo que marcará época. Así por ejemplo ha sucedido cuando se logra romper récords. O en los casos que se empuja a ello...

El ser humano siempre desea superar los límites, sin ir más lejos el lema olímpico así lo plantea "más rápido, más alto, más fuerte". Y hay objetivos que se consideraban dignos de titanes. Lo fue el bajar de los diez segundos en los cien metros planos, o hacer menos de dos horas en el maratón. Este último récord se ha buscado con denuedo. Y hasta las empresas y marcas de implementos han puesto su esmero en conseguirlo. Pero nunca se ha alcanzado... En competencias oficiales.

Eliud Kipchoge es un maratonista de rendimiento gigantesco. El oriundo de Kenia es el actual campeón olímpico y además posee el récord planetario con 2 horas un minuto y 39 segundos. Al borde de entrar a la historia. Y es allí donde se vio el negocio: buscar la forma adecuada para que fuera el primer ser humano -del que se tenga registro- que lo haga en menos de dos horas. A su disposición se puso toda la tecnología posible. No lo consiguió inicialmente hasta este sábado 12 de octubre.

En Viena, Austria, se diseñó un circuito de 9,9 kilómetros, al cual Kipchoge debía dar poco más de cuatro vueltas. La pista era una verdadera alfombra de asfalto, sin irregularidad alguna, se empleó un calzado de la más alta tecnología, además un vehículo lo antecedía marcando el tiempo y con un haz de luz láser guiando sus pasos, se escogió un recorrido plano, con una temperatura adecuada (casi perfecta), en un horario ideal, hasta se cuidó que las hojas del otoño no hicieran mella en el objetivo perseguido. También la ingesta de líquido se le daba en movimiento, para que no perdiera segundo alguno. Y más que escoltas contó con un grupo de avanzada de élite, liebres como se les llama, que le cortaban la resistencia del aire, así sus zancadas no tenían oposición alguna. ¿Y?... Lo consiguió, detuvo el reloj en 1 hora 59 minutos 40 segundos. PERO, no será reconocida. Por todo lo explicado. No forma parte de una competencia formal donde se deba someter a todas las exigencias pareadas de otros corredores y donde no reciba asistencias.

El tema es claro. Corrió en menos de dos horas la distancia del maratón. Digno de aplaudir. No hay registros que alguien lo hiciera. Más aplausos. Fuera de serie. Colosal. Pero debe ser en competencia reglada. Si no recordemos al extraordinario saltador de garrocha, el ucraniano, Serguéi Bubka quien fue el primero en superar los seis metros, dejando como marca 6,14 en estadios abiertos y 6,15 bajo techo (el francés Renaud Lavillenie lo superó en dicho formato con 6,16 en Donetsk, Ucrania, el 2014). Sin embargo, muchos sostienen y registros hay de esas prácticas que Bubka en varias ocasiones saltó sobre los 6,20 en los entrenamientos. Es decir, sí lo hizo, los superó, pero no forman parte de una competencia oficial. De esta manera lo de Kipchoge mientras no sea en un evento de esa naturaleza será sólo show.

Pero el destino tiene esas jugadas inexplicables. Un día después, este domingo 13 de octubre la también keniata Brigid Kosguei pulverizó en más de un minuto la anterior maximarca del maratón femenino, y en Chicago, con más de 45 mil competidores paró el cronómetro en 2 horas 14 minutos y cuatro segundos. Ésta sí se anota.

Hablando de hitos lo de Simone Biles en el Mundial de Gimnasia de Stuttgart, Alemania, no tiene precedentes. Alcanzó con tan sólo 22 años las 25 medallas, 19 de ellas de oro, superando al bielorruso Vitaly Scherbo que poseía con 23 galardones a quien más había ganado en esta disciplina. Lo que consiguió la pequeña estadounidense (mide un metro 42) ha llevado a los especialistas a señalar que está redefiniendo este deporte. Y frente a los retiros de la alta competencia de Michael Phelps o Usain Bolt se ve en Biles la megaestrella que dirá presente en los olímpicos de Tokyo el 2020. Y si sigue ratificando lo hecho hasta ahora no será puro show, será un espectáculo histórico.