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La columna de Ernesto Contreras: La evolución del Tanque

Tras innumerables frustraciones, Christian Garín tuvo su esperado despegue y ahora se alista para el asalto al top 50.

La columna de Ernesto Contreras: La evolución del Tanque

18 de octubre del 2016. Christian Garín abandona llorando la cancha del Club de Polo San Cristóbal. "Gago" acababa de desperdiciar cuatro puntos de partido ante el argentino Horacio Zeballos, y se iba eliminado del Challenger de Santiago.

Tres años antes, el ariqueño hacía historia al convertirse en el tenista chileno más joven en ganar un partido en un torneo ATP, luego de vencer al serbio Dusan Lajovic en el extinto torneo de Viña del Mar con 16 años y 8 meses. Esa misma temporada, y con solo 17 años, se coronó campeón junior en Roland Garros derrotando en la final al alemán Alexander Zverev, actual número tres del mundo.

El vacío que dejaron los retiros de González y Massú, hizo que todas las expectativas se centraran en el nortino, quien desde muy joven debió asumir responsabilidades atípicas en un tenista de su edad.

El 2012 se transformó en el jugador chileno más joven en debutar en Copa Davis, al enfrentar al italiano Simone Bolelli en Nápoles, con 16 años y 119 días. Ese día, cayó ante el 79 del mundo por un ajustado 6-4 y 6-3, pero las sensaciones que dejó fueron sumamente positivas en un partido con la serie definida.

Al año siguiente, Garín debió asumir como el segundo singlista del equipo chileno de Copa Davis. Su estreno oficial se produjo ante Ecuador en Manta y su rival fue el experimentado Julio César Campozano, ubicado en ese entonces en el puesto 197 del planeta. En un día donde la temperatura superaba los 35 grados, "Gago" perdió 9-7 el quinto set, y su nobel carrera sufría su primer gran golpe.

Empezaron a pasar los años y el esperado despegue no se producía. La crítica comenzó a ser despiadada y las comparaciones eran más odiosas que nunca. Los explosivos ascensos de Alexander Zverev y Borna Coric, rivales habituales del ariqueño en juniors, fueron una presión extra para un tenista que no lograba encontrar su lugar en el circuito.

"La gente piensa que es fácil todo y que pierdo porque soy malo. No creo que pierda por malo, sino por falta de confianza y madurez", decía Garín a La Tercera, días después de su fatídica derrota ante Zeballos el 2016.

Luego de cruzar el Atlántico en busca de las herramientas que permitieran su despegue, Garín retornó a Sudamérica y contrató al argentino Andrés Schneiter como su nuevo entrenador.

"No soy de hacer muchos cambios en el juego, sino de trabajar a partir de la base que el jugador trae, que en este caso es muy buena. Ahora, si tuviera algún problema con un golpe, obviamente habría que corregirlo. Pero en la situación de Christian, lo que hay que trabajar va más por el lado mental y por las decisiones que tiene que tomar en la cancha", planteó Schneiter al mismo matutino.

Y el "Gringo" no se equivocó. Tres meses después, Garín ganó consecutivamente los challengers de Campinas, Santo Domingo y Lima, sumando 15 victorias consecutivas y trepando hasta el puesto 84 del mundo.

De la mano de Schneiter, Garín se transformó en un jugador sólido mentalmente, rápido y agresivo, capaz de ganar partidos con match points en contra, como con Clezar en Campinas y Berlocq en Santo Domingo, y además pudo saldar su deuda en la Copa Davis.

El Arena Salzburgo fue testigo de la evolución del chileno. Tal como ocurrió en Ecuador, Argentina y Colombia, "Gago" debía definir la serie ante Austria. Al frente estaba el promisorio Jurij Rodionov, quien el primer día había complicado más de la cuenta a Nicolás Jarry. Garín, en tanto, llegaba con muchas dudas luego de su dura derrota el primer día ante Dennis Novak.

Pero la actuación del chileno fue descomunal, y desplegando un tenis de alto nivel venció al austriaco por 6-2 y 6-1 y metió a Chile en el Grupo Mundial.

Lo que vino después es historia conocida, final en el ATP de Sao Paulo y nuevo número uno de Chile.

"Tengo buen potencial y puedo llegar muy lejos. No pienso en que voy a llegar al 100 o al 70. Si fuese por eso no estaría jugando más tenis, porque yo creo que puedo llegar más lejos. Lo siento, pero no lo pienso. No voy a entrenar diciendo por qué no soy 60 y estoy 260", auguraba "Gago", en esa dolorosa jornada del 16 de octubre del 2016.