La columna de Aldo Schiappacasse desde Rusia: Johnny Be Good
El comentarista de Al Aire Libre analizó el rendimiento del meta azul y la situación de Claudio Bravo.
La mínima lógica del capítulo rumano de la gira es que Claudio Bravo no esté disponible para el debut frente a Camerún. El capitán cumplirá 50 días lesionado, no hay claridad sobre su diagnóstico y Juan Antonio Pizzi le dio permiso para irse a Barcelona a demandar a la Real Sociedad. Si juega el domingo habría que dar aún más explicaciones.
Por eso todo indica que el arco en el primer partido será para Johnny Herrera, que estuvo en cancha en los tres últimos amistosos, sin que la evaluación final haya sido positiva. Las dudas pasan por los rebotes que ha dado, por el juego aéreo y por la salida con los pies, que sobre todo en la derrota con Rumania generó inconvenientes en el siempre fluido armado del equipo.
Herrera es -con holgura- el mejor arquero del medio local en la última década. Se ha cansado de ganar títulos y fue pilar fundamental de la conquista de la Copa Sudamericana. Desde que Sampaoli llegó a la selección, su presencia ha sido incuestionable y es el suplente natural de Bravo, aunque no se trate de una apuesta a futuro por su edad y trayectoria. Es imposible poner en duda sus capacidades, por más que quedaran dudas en estos amistosos. Su principal capital es una confianza a prueba de balas, que debería aumentar en la medida en que Chile juegue con todos sus titulares y recupere los equilibrios perdidos en Cluj, donde el equipo extravió el libreto y la calma, sobre todo Gary Medel, que volvió a ver una tarjeta roja después de varios años.
No hay mucho que rescatar de los amistosos jugados. Se refrendaron los errores, se valoraron los muchos talentos de este equipo que ha demostrado tener una estructura inamovible. Cuando se mueven muchas piezas, se desbarajusta y comete errores evidentes, lo que no debería suceder en Copa Confederaciones.
Para eso es fundamental Juan Antonio Pizzi, el más errático de este período de pruebas. Su última conferencia en Rumania lo demostró. Irritado, casi ido, no hizo autocrítica y volvió a mostrar una hostilidad incomprensible para sus circunstancias. Chile llegará a defender al continente bajando drásticamente en el ranking FIFA y con el piso frágil en las clasificatorias. Es hora de ejercer cabalmente los liderazgos.