Columna de Aldo Schiappacasse: No es que estemos paranoicos, pero...
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No es por ponerse paranoico, pero es pésima señal que la FIFA haya nominado a siete árbitros europeos para dirigir la final de la Copa Confederaciones. Hoy, en la Conferencia de prensa, Gianni Infantino tuvo dos respuestas muy malas. "Son árbitros FIFA. O sea, dan garantías" dijo sobre la extraña ausencia de jueces de otras latitudes en el encuentro final. Y, consultado por el VAR, dijo que así como La Roja fue perjudicada ante Portugal, había sido beneficiada ante Camerún. O sea, el sistema es malo, en voz de su propio impulsor.
Peor fue lo de Massimo Busacca, el director de arbitrajes del organismo, que dijo que el penal contra Silva no había sido revisado por los jueces de video "porque los chilenos no reclamaron".
Sobre Milorad Mazic hay varias cosas que decir. El serbio designado para la final fue elegido el peor árbitro del Mundial de Brasil, con una abrumadora mayoría: 81 por ciento. Dirigió el partido Alemania 4 - Portugal 0, donde le regaló un penal a la Mannschaft a los 12 minutos y a los 37 expulsó a Pepe. El sitio web RedCardTheRef.com (especializado en arbitrajes) lo destrozó en su análisis y fue el que organizó la votación.
Con el arbitraje de Mazic, los equipos alemanes han tenido un 87,5 por ciento de rendimiento, como se desglosa en el cuadro:
¿Seguimos? Mazic ha mostrado 9 tarjetas amarillas a los equipos alemanes y 17 a sus rivales. Nunca ha expulsado a un jugador germano, pero ha sacado dos rojas a sus rivales.
La FIFA, para seguir con las sospechas, jamás ha designado un arbitro americano en las finales de la Copa Confederaciones. Ha habido cinco árbitros europeos: el sueco Anders Frisk (1999), el ruso Valentin Ivanov (2003), el eslovaco Lubos Michel (2005), el sueco Martin Hansson (2009) y el holandés Bjorn Kuipers (2013). Tres finales han sido pitadas por asiáticos: el emiratí Ali Bujsaim condujo las de 1995 y 2001; y el tailandés Pirom Un-prasert estuvo en la de 1997. Y una quedó bajo la responsabilidad de un africano: la de 1992, que fue dirigida por Lim Kee Chong (Islas Mauricio). La única final anterior entre un sudamericano y un europeo arbitrada por un juez de la UEFA fue en 2013, cuando Brasil venció 3 a 0 a España y el holandés Bjorn Kuipers expulsó a Gerard Piqué.
Confiamos en la capacidad de la selección, sin duda, pero la FIFA ha dado pocas señales de avanzar en transparencia y probidad. Toda sospecha en este caso nace de la designación de los jueces y de las palabras de sus ejecutivos, que han mostrado poca autocrítica ante errores manifiestos. Así está la cosa: para ser campeones habrá que bregar, otra vez, contra los designios de Zurich.