Columna de Aldo Schiappacasse: Hernán Silva, el árbitro al que ahorcaron y le sacaron el peluquín
Revisa el anecdotario del fallecido referí en la pluma del comentarista de Al Aire Libre en Cooperativa.
Ayer domingo se anunció el fallecimiento del árbitro chileno Hernán Silva, quien dirigió en dos Copas del Mundo (México 86 e Italia 90). Silva fue el más histriónico de los jueces chilenos, dueño de una zancada vigorosa y de ademanes enérgicos. Seguidos de la escuela brasileña de Arpi Philo, le gustaba ser protagonista de los partidos, lo que le significó más de un problema.
En la liguilla de Copa Libertadores de 1983, cobró un off side en contra del "Chico" Hoffens, en un partido entre la U y Naval. La sanción encolerizó a Miguel Angel Gamboa, conocido como "El Loco", quien le reclamó airadamente. Silva le mostró la roja con ademán ampuloso, lo que enfureció aún más a Gamboa, quien lo estranguló brevemente. Tanto que no se capta nítidamente en la transmisión televisiva.
Un reportero gráfico -Jesús Inostroza, de Deporte Total- captó el momento con su cámara de repuesto, de celuloide y en blanco y negro. Allí se va a Gamboa aprisionando con sus dos manos el cuello de Silva, y levantándolo del suelo. La imagen no fue portada porque era en blanco y negro, pese a los reclamos de editores y periodistas, pero sirvió para condenar al jugador. Le dieron 7 partidos y se marchó a México.
En 1989, en la final de otra liguilla entre Universidad Católica y Cobreloa, el mediocampista argentino Marcelo Trobbiani, que venía de ser campeón del mundo en México 86, se indignó con un cobro de Silva, lo zamarreó y trató de sacarle el peluquín, sin conseguirlo. Sólo lo chasconeó. Nueva fuerte sanción para el jugador, que se fue a Ecuador donde sería finalista de la Copa Libertadores con Barcelona de Guayaquil.
La historia cambió para Hernán Silva en 1994, cuando acusó de agresión al argentino Mario Lucca, de la Unión Española. El jugador dijo que no lo había tocado, lo que los videos demostraron posteriormente. El juez, desacreditado y humillado, adelantó su retiro y sobre finales de siglo se marchó a Ecuador, donde se le perdió el rastro hasta el anuncio de su muerte en Miami, víctima de un cáncer.
Silva, toda una personalidad en el fútbol chileno, se fue en silencio, humildemente, lo que seguramente no le habría gustado. El siempre quiso ser el protagonista de la escena.