Columna de Aldo Schiappacasse: Cinco grandes e inolvidables películas sobre duelos deportivos
Revisa la opinión del comentarista de Al Aire Libre en Cooperativa.
Para tener una comprensión cabal de los grandes espectáculos deportivos del Siglo XX hay que entender que las mejores disputas se dieron entre rivales talentosos, en escenarios inolvidables y con un choque que trascendía a los límites deportivos. Eran duelos de escuelas, personalidades, idiosincrasias y estilos tan evidentemente contradictorios, que la disputa adquiría perfiles de leyenda.
El cine fue capaz de plasmar, en cinco grandes películas, aquellos duelos. Esta es una suerte de ranking que intenta celebrar las mejores obras que retratan, precisamente, esos duelos inolvidables que las nuevas generaciones necesariamente deben conocer. Y las más antiguas, recordar en su real magnitud.
RUSH (Ron Howard.2013) Dos estilos de vida y conducción contrapuestos. El austríaco Nikki Lauda (Daniel Bruhl) era una máquina obsesiva, que no regalaba un milímetro de pista sobre su bólido. Contratado por Ferrari quería extender su dominio de la Fórmula Uno, pero con escaso carisma, ante la amenaza de James Hunt (Chris Hernsworth), un vividor británico que ganaba gracias a una audacia pocas veces vista en la pista. El punto álgido de la rivalidad se vivió en 1979, donde el inglés fue multado por irregularidades en varias carreras. Un grave accidente quemó gran parte del rostro a Lauda, y la disputa se definiría en la última carrera, bajo torrencial lluvia en Japón. El austríaco no quiso competir, mientras que Hunt dominó la prueba hasta pinchar un neumático. Terminó tercero y ganó por un punto una de las más controversiales temporadas del deporte tuerca. Se retiró poco después, cansado de las presiones.
ALI (Michael Mann.2001) Tras volver de una larga suspensión debido a su negativa de combatir en la Guerra de Vietnam, ya nada era igual para Cassius Clay. Había abrazado el islam, se había cambiado el nombre a Mohammed Alí (Will Smith) y su estela polémica dividía al mundo del boxeo. Su larga rivalidad previa con Joe Frazier había cambiado a George Foreman (Johnny Barnes), un boxeador pesado, fuerte y poco carismático, que detentaba el título de campeón del mundo. En octubre de 1974 se enfrentaron en una velada conocida como “Rumble in the jungle” en Kinsasa, Zaire. Para adecuarla al horario estadounidense combatieron a las 4 de la mañana y Alí resistió un castigo inhumano para terminar noqueando a su adversario en el octavo asalto.
PAWN SACRIFICE (Edward Zwick.2014) La irrupción de Bobby Fischer (Tobey Maguire) en el ajedrez fue explosiva. Un campeón joven, audaz, excéntrico y conflictuado enloqueció al público, que en 1972, en plena guerra fría, se apasionó por la disputa del título mundial, que por imposiciones del estadounidense se disputó en Reikiavik, Islandia. La precariedad y lejanía de la sede elegida añadió más ingredientes a una sorda disputa con los campeones rusos, que encabezados por el titular Boris Spassky (Liev Schriber) intentaron vanamente detener la arremetida de Fischer, que en uno de los desempeños más brillantes de la historia se quedó con la corona, justo antes de desaparecer de la faz de la tierra, sin que, durante años, se tuviera señas de su existencia. Con delirio de persecución y múltiples fobias, moriría casi en la miseria tras intentar, en vano, volver a competir.
TORO SALVAJE (Martin Scorsese.1980) Pese a que el boxeo ha entregado varias películas memorables, son pocas las que se basan en enfrentamientos reales entre púgiles que hicieron leyenda. La más célebre y representativa de todas es la del duelo inolvidable entre Jake LaMotta (Robert De Niro) y Sugar Ray Robinson (Johnny Barnes), que marcfó la década del 40 y 50 por los combates inolvidables, la disparidad de estilo y, otra vez, las distintas personalidades de quienes se enfrentaban. Combatieron en seis oportunidades y, pese a la superioridad del afroamericano, LaMotta se vanaglorió de jamás haber besado la loca.
BORG/MCENROE (Janus Metz.2017) Si de diferencia de estilos se trata, el duelo tenístico entre Bjorn Borg (Svenirr Gudnason) y John McEnroe (ShiaLaBeuf) encarna quizás la mayor diferencia de estilos de toda la historia. El sueco era el control absoluto sobre los sentimientos, tanto dentro como fuera de la cancha, mientras el estadounidense era un volcán siempre a punto de explotar. La película recientemente estrenada en los cines se centra en el duelo máximo entre ambos -y para muchos la mejor final de todos los tiempos. En Wimbledon 1980, que se definió en cinco sets. La tesis plantea, acertadamente, que Borg combatía contra demonios internos y que su temor al fracaso era absoluto. Al año siguiente perdió en el mismo escenario contra su mejor rival, forzando un temprano retiro a los 26 años.